
El escenario de Balada de una tarde en La Habana se convierte en un umbral entre lo real y lo onírico. ¿Fue un reencuentro o un sueño? ¿Fue en esta vida o en la otra? La obra, escrita por el dramaturgo Héctor Santiago, adaptada por Jorge Folgueira, y la actuación magistral de Blanca Araceli y Josue Guerrero Gonzalez, explora la posibilidad de que los lazos familiares más profundos desafíen incluso las leyes del tiempo y la muerte.
En esta obra donde dos hermanos cubanos, separados por el exilio, las ideologías y el dolor de una historia compartida, se encuentran después de veinte años. Una, aferrado a la Revolución el otro, entregado a su libertad personal y de identidad. Ambos atrapados en mundos opuestos, entre las ideas y costumbres rígidas y muy conservadoras que le impiden ver la complejidad humana y el otro más abierto, comprensivo, buscando la libertad de ser él mismo sin ser juzgado. La obra se sitúa en un contexto histórico marcado entre el éxodo cubano a estados Unidos y la crisis del sida en Estados Unidos, logrando entrelazar los dilemas políticos y personales con una mirada profundamente emocional.
A lo largo de las tardes calurosas que puede ser también una metáfora de toda una vida, los reproches acumulados, el rencor callado y los silencios llenos de juicio van cayendo uno a uno. Lo que parecía una confrontación se convierte, lentamente, en la revelación de ambos mundos, el de la hermana que se quedó y el hermano que se fue, están marcados por el desgaste emocional, la falsedad de las apariencias y una soledad que nunca se quiso nombrar dejándonos ver un espejo que, en el fondo, lo que sostiene esta obra no es la ideología, sino el amor. Ese amor entre hermanos que, aunque roto, se aferra a una última posibilidad de reconciliación. Una balada íntima y poderosa que nos recuerda que detrás de cada postura hay una herida, y que sólo el entendimiento profundo del otro puede abrir la puerta al perdón.
Bajo la dirección sensible de Gerardo Gutiérrez y con actuaciones magistrales que logran sostener con humanidad y fuerza el duelo emocional de los personajes, Balada de una tarde en La Habana se convierte en un viaje conmovedor que cualquier inmigrante se puede identificar. La escenografía y la iluminación acompañan este tránsito entre realidad y recuerdo, entre vida y muerte, sumergiéndonos en esas tardes húmedas y densas de La Habana, donde los fantasmas del pasado siguen caminando con nosotros, entre el amor a la Tierra y la búsqueda de una oportunidad de vida.
Balada de una tarde en La Habana se presenta viernes, sábado y domingo del 16 al 25 de mayo a las 8:00 pm. y está producida por Tierra Blanca Arts Center en asociación con Teatro Sinergia y Teatro Frida Kahlo, esta obra es también una celebración del teatro en español en Los Ángeles. Apoyar estas producciones es defender espacios donde nuestras historias se cuentan con verdad, belleza y profundidad
Balada de una tarde en La Habana no es solo una obra sobre el exilio, la enfermedad o las ideologías. Es, sobre todo, un canto esperanzado al reencuentro y a la posibilidad de sanar, incluso cuando ya parece demasiado tarde.
En esta obra donde dos hermanos cubanos, separados por el exilio, las ideologías y el dolor de una historia compartida, se encuentran después de veinte años. Una, aferrado a la Revolución el otro, entregado a su libertad personal y de identidad. Ambos atrapados en mundos opuestos, entre las ideas y costumbres rígidas y muy conservadoras que le impiden ver la complejidad humana y el otro más abierto, comprensivo, buscando la libertad de ser él mismo sin ser juzgado. La obra se sitúa en un contexto histórico marcado entre el éxodo cubano a estados Unidos y la crisis del sida en Estados Unidos, logrando entrelazar los dilemas políticos y personales con una mirada profundamente emocional.
A lo largo de las tardes calurosas que puede ser también una metáfora de toda una vida, los reproches acumulados, el rencor callado y los silencios llenos de juicio van cayendo uno a uno. Lo que parecía una confrontación se convierte, lentamente, en la revelación de ambos mundos, el de la hermana que se quedó y el hermano que se fue, están marcados por el desgaste emocional, la falsedad de las apariencias y una soledad que nunca se quiso nombrar dejándonos ver un espejo que, en el fondo, lo que sostiene esta obra no es la ideología, sino el amor. Ese amor entre hermanos que, aunque roto, se aferra a una última posibilidad de reconciliación. Una balada íntima y poderosa que nos recuerda que detrás de cada postura hay una herida, y que sólo el entendimiento profundo del otro puede abrir la puerta al perdón.
Bajo la dirección sensible de Gerardo Gutiérrez y con actuaciones magistrales que logran sostener con humanidad y fuerza el duelo emocional de los personajes, Balada de una tarde en La Habana se convierte en un viaje conmovedor que cualquier inmigrante se puede identificar. La escenografía y la iluminación acompañan este tránsito entre realidad y recuerdo, entre vida y muerte, sumergiéndonos en esas tardes húmedas y densas de La Habana, donde los fantasmas del pasado siguen caminando con nosotros, entre el amor a la Tierra y la búsqueda de una oportunidad de vida.
Balada de una tarde en La Habana se presenta viernes, sábado y domingo del 16 al 25 de mayo a las 8:00 pm. y está producida por Tierra Blanca Arts Center en asociación con Teatro Sinergia y Teatro Frida Kahlo, esta obra es también una celebración del teatro en español en Los Ángeles. Apoyar estas producciones es defender espacios donde nuestras historias se cuentan con verdad, belleza y profundidad
Balada de una tarde en La Habana no es solo una obra sobre el exilio, la enfermedad o las ideologías. Es, sobre todo, un canto esperanzado al reencuentro y a la posibilidad de sanar, incluso cuando ya parece demasiado tarde.