Nuestra ciudad se encuentra actualmente en medio del peor desastre natural de su historia. Siento un profundo dolor por todos aquellos que perdieron sus hogares, sus medios de vida, sus recuerdos y su sensación de seguridad.
El martes por la noche nos enteramos de que había un incendio en Eaton Canyon. Como siempre, y a pesar de los peligros, nuestros servicios de emergencia acudieron al lugar. Encontraron oscuridad, fuego y ráfagas de viento de 80 mph. En esas condiciones, no fue posible recibir apoyo aéreo.
Nuestros primeros intervinientes hicieron todo lo que pudieron en esas condiciones brutales para apagar el fuego, poniendo en riesgo sus propias vidas para salvar a otros. Lucharon durante toda la noche, y a medida que avanzaba la noche, cada vez más personas se unieron a la lucha. Nuestros agentes de policía fueron puerta por puerta, asegurándose de que se evacuara a la mayor cantidad posible de residentes a un lugar seguro, incluidos muchos adultos mayores y personas con limitaciones de movilidad. Los funcionarios públicos de muchas agencias diferentes llegaron durante toda la noche y el día para mantener a salvo a la mayor cantidad posible de personas. Juntos, se salvaron muchas, muchas vidas. Sus esfuerzos fueron heroicos.
La batalla continúa, al igual que nuestra determinación. Como habitantes de Pasadena, podemos caer, pero siempre nos levantamos y mantenemos la esperanza.
Muchas gracias a nuestros socorristas, a nuestro personal municipal, a nuestro Ayuntamiento, a nuestros socios del condado, estatales y federales, a nuestros socios educativos, a nuestros organizaciones sin fines de lucro, a nuestros socios comerciales, a nuestros socios en los medios de comunicación y, sobre todo, a nuestros residentes.
Gracias a todos por dar un paso adelante una vez más y hacer lo que era necesario para mantener a las personas lo más seguras posible frente al peligro.
No cederemos, sanaremos y nos recuperaremos. Estos últimos días no nos han derribado, nos han fortalecido. ¡Manténganse alertas y a salvo!
El martes por la noche nos enteramos de que había un incendio en Eaton Canyon. Como siempre, y a pesar de los peligros, nuestros servicios de emergencia acudieron al lugar. Encontraron oscuridad, fuego y ráfagas de viento de 80 mph. En esas condiciones, no fue posible recibir apoyo aéreo.
Nuestros primeros intervinientes hicieron todo lo que pudieron en esas condiciones brutales para apagar el fuego, poniendo en riesgo sus propias vidas para salvar a otros. Lucharon durante toda la noche, y a medida que avanzaba la noche, cada vez más personas se unieron a la lucha. Nuestros agentes de policía fueron puerta por puerta, asegurándose de que se evacuara a la mayor cantidad posible de residentes a un lugar seguro, incluidos muchos adultos mayores y personas con limitaciones de movilidad. Los funcionarios públicos de muchas agencias diferentes llegaron durante toda la noche y el día para mantener a salvo a la mayor cantidad posible de personas. Juntos, se salvaron muchas, muchas vidas. Sus esfuerzos fueron heroicos.
La batalla continúa, al igual que nuestra determinación. Como habitantes de Pasadena, podemos caer, pero siempre nos levantamos y mantenemos la esperanza.
Muchas gracias a nuestros socorristas, a nuestro personal municipal, a nuestro Ayuntamiento, a nuestros socios del condado, estatales y federales, a nuestros socios educativos, a nuestros organizaciones sin fines de lucro, a nuestros socios comerciales, a nuestros socios en los medios de comunicación y, sobre todo, a nuestros residentes.
Gracias a todos por dar un paso adelante una vez más y hacer lo que era necesario para mantener a las personas lo más seguras posible frente al peligro.
No cederemos, sanaremos y nos recuperaremos. Estos últimos días no nos han derribado, nos han fortalecido. ¡Manténganse alertas y a salvo!